miércoles, 4 de agosto de 2010

Educación, Autonomía y GOLPES. Por Daysi Flores

Hace 101 días, trabajadoras y trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH, se declararon en huelga de hambre exigiendo el cese de las violaciones a sus derechos laborales. La historia ha dado muchas vueltas y ha sido seis veces más larga de lo que yo me puedo imaginar. Una deja de comer porque está cansada de que otros se harten con sus derechos y crean que tienen derecho a hacerlo. Ayer, como acto simbólico para mostrar la indiferencia y la burla mal llamada reconciliación nacional; el sindicato de la UNAH decidió cerrar los portones y realizar una toma pacífica de las instalaciones. La respuesta de la rectora: Julieta Castellamos fue inmediata, contundente y constante. La policía violó nuevamente la autonomía universitaria pero esta vez, por orden de la rectora y complacencia del ministro de seguridad Oscar Alvarez, hombre de mucha confianza y cercanía de Pepe Lobo y muy conocido por sus políticas de exterminio y violación de los DDHH. La constancia con la que las fuerzas “especiales” y los comandos cobras intentaron entrar, desde las 09:00 am hasta las 5:00 pm. Que salió el último grupo, da fe de la saña con la que este régimen trata a este pueblo que cree y defiende la democracia. Muchas de nuestras compañeras se quedaron atrapadas y fueron gaseadas mientras otras apenas y lograron salir entre la lluvia de gases, aguas pimentosas y piedras. Las y los estudiantes, sindicalistas, y algunas maestras y maestros defendieron la autonomía universitaria con la misma valentía, fuerza y coraje con que este pueblo ha defendido durante meses la democracia: salieron de sus salones de clases e hiceron retroceder los pocos metros que las fuerzas represoras lograron avanzar. Otros simplemente intentaban escapar de los gases y fueron brutalmente apaleados, encarcelados y hasta hay un estudiante desaparecido.



Esto no es casual. No podemos permitir que se sigan disfrazando los golpes. La rectora de la UNAH, es parte de la mal llamada Comisión de la Verdad, instrumento en el que se amparan las y los sucesores de golpe de estado para conseguir el reintegro de Honduras a la OEA. Como si fuera poco, contamos con la visita de la sub-secretaria de Estado de los Estados Unidos, Maria Otero y esto está sucediendo frente a sus ojos. Me pregunto: ¿Es que acaso el velo es tan grande? ¿Se puede dar la espalda a algo que pasa frente a sus ojos? ¿Se puede seguir pretendiendo que en este país hay gobierno real y no una herencia del golpe de estado mientras las y los campesinos son ejecutados por reclamar sus tierras, la resistencia es víctima de una cacería inhumana y quienes tenemos alguna libertad de pensamiento somos perseguidas? ¿Qué legitimidad puede tener una Comisión para decir la verdad cuando a sus integrantes no les tiembla la mano para ordenar la represión desaforada de estudiantes en su mayoría menores de edad? ¿Dónde ponemos el dolor, la desesperación, la sorpresa y la zozobra de tener a nuestras hermanos, amigas, compañeros, novias e hijas en medio de la línea de fuego, cuando apenas unas horas antes, simplemente salieron a trabajar, a dar clases o a recibirlas?



La semana pasada tuve el privilegio de estar junto a compañeras del movimiento feminista de la región con el vicepresidente de El Salvador, el ministro de educación de Uruguay y las más altas autoridades del IIDH en la presentación del Pacto Interamericano por la Educación en Derechos Humanos y no pude más que llenarme de esperanza, porque sé que en este país, lo necesitamos. Ahora mismo, quisiera poder sentar en primera fila a la rectora y enseñarle los ejes fundamentales de este pacto: El reconocimiento legal de los derechos a la educación en DDHH, El desarrollo de políticas públicas educativas y el fortalecimiento de las condiciones y recursos pedagógicos del sistema educativo para la educación en DDHH. Pero por supuesto, primero tendría ella y todos los cómplices de este y los golpes que Honduras ha recibido: qué son los Derechos Humanos. Talves así podríamos comenzar a refundar el estado y construir una verdadera democracia.

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