Blanca Guifarro
Estamos en el mes de septiembre, y en nuestro calendario cívico, se marca el mes de la independencia Patria. 15 de Septiembre de 1821. Si bien la ruptura de la colonización española marcó un hito importante en hondureños y hondureñas, la ruta de la verdadera independencia y del desarrollo humano están inconclusos.
La neocolonización del imperialismo estadounidense, como factor externo, creó más ataduras, lo cual ha impedido alcanzar la paz. Entendida la paz no solo como ausencia de guerra, sino, como la condición de tener acceso a la educación, salud, vivienda, ternura, trabajo digno y un ambiente de creatividad como parte del cuerpo, de la mente y el espíritu.
Abordar un fenómeno sociopolítico como el Golpe de Estado en Honduras del 28 de junio de 2009, nos lleva a plantear algunos elementos históricos que a mi juicio son importantes para apreciar en una dimensión integradora y critica ayer y hoy como dos momentos en los cuales se manifiesta los poderes sobre desde afuera y desde las clases dominantes hondureñas hacia adentro, en el marco de una sociedad contradictoria, conflictiva y sexista.
La historia de Honduras se ha movido a ritmo de intereses foráneos aliados con sectores internos, cuyos intereses son afines, conformando así una estructura de poder cuyos efectos se concretizan en la desigualdad social: analfabetismo, pobreza, miseria, desempleo y violencia en todas sus dimensiones; realidad que no corresponde a lo que declara nuestra Constitución de la República, que la discriminación no existe por ninguna causa y que todas/os somos iguales ante la Ley.
En el libro Teoría de la felicidad política, escrito por María de la Válgoma y José Antonio Marina, nos dicen que: la igualdad no existe, únicamente cuando nacemos, porque venimos desnudas/os. Significa que la manera de pensar, sentir y actuar son construcciones de una cultura androcéntrica hecha por los de “arriba”, pese a ello, la cultura no ha permanecido estática, las luchas constantes para sacudirse la dominación, lo que no gusta, lo que duele, lo que es injusto, ha sido parte del escenario político.
Todo fenómeno sociopolítico es multicausal con efectos diversos y con respuestas y propuestas. En la historia contemporánea del sigo XX los golpes de Estado formaron parte de las agendas de civiles, políticos y militares y de la política intervencionista estadounidense; los golpes de Estado hoy, siguen siendo una muestra de poder de una clase dominante que al menor ruido de cambios, sienten que su mundo se termina.
En 1954 Don Julio Lozano Díaz, se autoproclamó Jefe Supremo del Estado de Honduras, y disolvió el Congreso Nacional. El 3 de octubre de 1963 el militar Oswaldo López Arellano derrocó al Presidente Ramón Villena Morales, electo democráticamente por el pueblo. Este golpe de Estado estuvo enmarcado en la política de la Alianza para el progreso, el anticomunismo y no permitir otra Cuba. La masacre del Jute en 1965 en Yoro es una muestra de la intolerancia al Movimiento Campesino.
Entre 1971-1972 se ensayó un Gobierno de Unidad Nacional entre el partido nacional y el liberal, dirigido por el Doctor Ramón Ernesto Cruz, gobierno cuya duración fue de 18 meses, y de nuevo la lucha por la tierra, se tradujo en la masacre de la Talanquera, Olancho, el 18 de febrero de 1972.
En la madrugada de diciembre de 1972, nuevamente Oswaldo López Arellano asaltó al Estado, llevándose de encuentro al pueblo y la democracia. Este golpe militar se ejecutó en el contexto Latinoamérica de militares reformistas: Omar Torrijo en Panamá, Velásquez Alvarado en Perú y López Arellano en Honduras; la Reforma Agraria se convirtió en una política fundamental de este gobierno para atenuar las luchas campesinas.
En 1975 un sector ultraconservador de las fuerzas armadas dio golpe militar a López Arellano, en este momento, dirigido por Juan Alberto Melgar y el 25 de junio de 1975 la lucha por conquistar la tierra, culminó en la masacre de los Horcones, Lepaguare, Olancho. Terratenientes y militares unidos con solo propósito: la tierra es propiedad privada.
En agosto de 1978 Melgar Castro, fue derrocado por otra fuerza militar, dirigida por Policarpo Paz Gracia. Los vientos de la democracia volvieron a soplar, el ámbito internacional y la fuerza de los sectores sociales internos provocaron que en noviembre de 1981 hubiera elecciones y a partir de enero de 1982 la democracia formal inició un gobierno civil-militar, bajo la nueva estrategia estadounidense: el armamentismo para combatir cualquier intento revolucionario, un juego político de doble moral; estamos en democracia y la represión con sus diferentes caras silencia la vida de revolucionarios y revolucionarias.
El gobierno Hondureño se volvió gendarme de la política estadounidense dirigida por Ronald Reagan. Pese al desencadenamiento de sangre, torturas, exilio, persecución y desapariciones forzadas; en este contexto surgió el Comité para la defensa de los derechos humanos, el Comité hondureño de mujeres por la paz y el Comité de familiares, detenidos y desaparecidos de Honduras.
Dos consignas inolvidables: ¡La patria no se vende, no se alquila ni se presta!, ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Y hasta que el imperio tapizó los caminos centroamericanos con minas, radares, armas, bases militares, también fomentó el odio entre los pueblos y prácticamente desarticuló los movimientos revolucionarios.
Y de nuevo, los vientos imperialistas succionaron las economías y profundizaron la pobreza, con la puesta en práctica del modelo neoliberal. En la década del 90 con el cese de la guerra aún caliente, y la fuerza del Movimiento Popular, el gobierno emitió amnistía amplia e incondicional para hondureñas y hondureños exiliados durante la década del 80.
La invasión de contrarrevolucionarios nicaragüenses a Honduras decidida por Reagan con el visto bueno del gobierno, no importó que nos cansáramos de gritar en las calles: ¡Si los contras no se van, en Honduras morirán! Éstos, ni murieron, ni se fueron, regresaron a su País de origen, Nicaragua, hasta que vino la orden del norte. En esta misma década ocurrió la masacre del Astillero el 3 de mayo de 1991.
Si la democracia está ligada al poder del pueblo, puedo afirmar que no hay democracia, ésta ha sido expropiada y deformada por quienes controlan la economía, las armas, los medios de comunicación, los políticos y el fundamentalismo religioso.
El gobierno que llegó al poder en enero de 2006 del partido liberal, llegó debilitado porque al interior del mismo, las ambiciones personales de “quien se come más rápido el pastel”, no les permitió tener una política unificada y coherente con los grandes problemas del País. Y en este juego de repartirse los cargos de acuerdo a los aportadores económicos y del clientelismo político, llegaron a asumir la Vicepresidencia de la República y la presidencia del Congreso Nacional, Elvin Santos y Roberto Micheletti respectivamente; los que en su ambición de ser los futuros presidentes del País y llevándose de encuentro las prohibiciones contenidas en la Constitución de la República, lanzaron sus candidaturas y participaron en las elecciones internas del partido liberal, logrando Micheletti el último lugar.
La constitución del gabinete de gobierno de Zelaya tuvo muchos tropiezos en cuanto a conformar un equipo de trabajo, pese a ello, en el transcurso de su mandato logró integrar un equipo que le dio sustento histórico y político.
De tal manera que se iniciaron e impulsaron reformas para el mejoramiento de los sectores asalariados, como el ajuste del salario mínimo, el derecho de las empleadas domésticas a la seguridad social, la lucha para tener un canal de televisión del gobierno, así como medidas coadyuvantes al ahorro de combustible, la entrega de títulos a grupos campesinos, la firma del tratado de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), y el veto presidencial al decreto-ley que prohibía el uso de la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE), veto sustentado en la lucha permanente del Movimiento Feminista.
La iniciativa de construcción del aeropuerto internacional en Palmerola, Comayagua, en la misma área donde esta instalada la base militar estadounidense desde la década del 80 del siglo XX marcó las oposiciones de siempre, agregando a ello que entre las justificaciones expresadas por el mandatario para este fin, afirmó que la construcción de este aeropuerto se hacía como parte del derecho a ejercer soberanía en nuestro territorio.
Asimismo por primera vez un presidente se atrevió a decir con nombres y apellidos, que personajes se oponían a su gobierno estrictamente por cuestiones económicas, este fue un acto de valor y al mismo tiempo, generó más descontentos de parte de los sectores que controlan la economía y política del País.
El ambiente de la radio, la televisión y la prensa escrita, se encargaron de desacreditar todas las acciones del gobierno, utilizando para ello, burlas personales por su estilo de sombrero, botas, de usar motocicleta, de bucear, de subirse a helicópteros, hasta denunciarlo porque él iba a entregar nuestro País al gobierno del Presidente Chávez de Venezuela. Entre obscenidades y burlas mañana, tarde y noche los medios de comunicación se convirtieron en testaferros de los dueños de los medios de comunicación y en un País donde la educación política no tiene cabida, mucha gente repetía, lo que los medios manipulaban.
La iniciativa de la cuarta urna para consultar al pueblo sobre la conformación de una Constituyente y redactar una nueva constitución de la República, apegada a nuestra realidad y proclive al ejercicio de plena democracia; generó más oposición de los sectores ligados a las clases dominantes nacionales. La cuarta urna como proyecto político, más todas las medidas de carácter socioeconómico gubernamental marcaron el camino del golpe militar. Apoyado y financiado por los de siempre, sin olvidar, que las relaciones entre Chávez y Zelaya ya habían provocado malestar en el Imperio, pues el socialismo del siglo XXI significa para ellos la pérdida de poder.
La clase dominante nacional, el capital trasnacional y la política estadounidense han tenido y siguen teniendo claridad en cuanto a su papel de concentradores de poder económico para comprar políticos corruptos y no permitir cambios que vayan más allá de sus fronteras.
Este Golpe de Estado es una manifestación de machismo e impunidad: el presidente del Congreso Nacional, los empresarios de diversas ramas, la Corte Suprema de Justicia y el brazo armado de los poderosos: Las fuerzas armadas, al mando de Romeo Vásquez, destituido por Zelaya por desacato, y aunque los militares son obedientes y no deliberantes, éste hizo caso omiso al mandato presidencial, y se convirtió en protagonista directo del Golpe de Estado.
Micheletti, empresario del transporte, nunca hubiera sido presidente de Honduras por vía electoral, únicamente la violencia militar, ropaje del golpe, ha sido la manera de sostenerlo como “presidente”, con el beneplácito del Cardenal Rodríguez quien se manifestó en declaración pública a favor de los hechos ocurridos, dicha declaración fue utilizada en las cadenas de radio y televisión. Por su parte, Evelio Reyes, evangélico, y dirigente de la iglesia Vida Abundante, se sumó en apoyo a Micheletti.
La laicidad como lucha y conquista histórica en Honduras no tiene cabida, pues el fundamentalismo religioso ha invadido todos los espacios de la vida social.
Después del 28 de junio
Se constituye el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, las calles han sido el escenario principal y a 85 días, las jornadas políticas, culturales no han dejado de manifestarse. La creatividad de esta lucha no tiene comparación con ningún otro movimiento social en rebeldía, obviamente que este hecho también es excepcional en duración, ha sobrepasado la huelga bananera que libraron los obreros de las compañías bananeras estadounidenses en 1954.
Las multitudes, es una característica de esta resistencia, pero además son diferentes expresiones de descontento popular e indignación, así: las resistencias han ido de visita a Casa Presidencial, al Congreso Nacional, a la Corte Suprema de Justicia, a los Medios de Comunicación, al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, a la iglesia Vida Abundante, a la casa del Cardenal Rodríguez, a las oficinas del Alcalde Municipal y a los diferentes barrios y colonias de la Capital. La juventud y la adultez, así como niños y niñas han recorrido cientos de kilómetros, han cantado, han bailado celebrando un florecimiento de la conciencia, de la esperanza atrapada en el silencio y rota con el grito, el llanto y la solidaridad.
Sin olvidar los muertos, golpead@s, perseguid@s, encarceld@s, la cancelación de la parroquia del Padre Andrés Tamayo y la anulación de su ciudadanía adquirida hace tres años, más la militarización de canal 36 Cholusat Sur, la mordaza a Radio Globo y Radio Juticalpa.
La represión encarnada en Romeo Vásquez y Micheletti no han sido suficientes para acallar a un pueblo que por primera vez está en todos los rincones del País.
Si bien, el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado es heterogéneo, en tanto edades diversas, etnias, mujeres, hombres, feministas, liberares, luchad@s historic@s, artistas, cantautor@s, pintur@s, poetas, periodistas, niveles de diferente escolaridad, esta heterogeneidad no impide que la gente marche en la misma dirección: el establecimiento del orden constitucional y la democracia, con ello, el regreso del Presidente Zelaya y la instalación de una constituyente.
En cuanto a la solidaridad de la comunidad internacional es importante resaltar que nunca como hoy, las cercas diplomáticas y demás medidas restrictivas a los golpistas, son necesarias; en pleno siglo XXI no debemos permitir retrocesos, los avances deben llevarnos a humanizarnos y no volver a la ley del más fuerte. Aunque sabemos que el poder imperialista no cesa en su lucha de influir en los destinos de América Latina, porque su gordura la han adquirido gracias a los millones de cuerpos escuálidos y desangrados.
Quedan muchas dudas en un tiempo de inseguridades creadas, sin embargo, si el sol no deja de alumbrar al pueblo y seguimos caminando en la misma dirección, el esfuerzo tiene sentido. No puedo dejar de decir que la política estadounidense en sus proyectos militares y su papel hegemónico, nos ha llevado de encuentro. Ahora en otro momento de su historia tienen que aceptar que la ruta de cada País es potestad de soberanas y soberanos.
Escrito el 06 de septiembre de 2009Blanca Guifarro1
Estamos en el mes de septiembre, y en nuestro calendario cívico, se marca el mes de la independencia Patria. 15 de Septiembre de 1821. Si bien la ruptura de la colonización española marcó un hito importante en hondureños y hondureñas, la ruta de la verdadera independencia y del desarrollo humano están inconclusos.
La neocolonización del imperialismo estadounidense, como factor externo, creó más ataduras, lo cual ha impedido alcanzar la paz. Entendida la paz no solo como ausencia de guerra, sino, como la condición de tener acceso a la educación, salud, vivienda, ternura, trabajo digno y un ambiente de creatividad como parte del cuerpo, de la mente y el espíritu.
Abordar un fenómeno sociopolítico como el Golpe de Estado en Honduras del 28 de junio de 2009, nos lleva a plantear algunos elementos históricos que a mi juicio son importantes para apreciar en una dimensión integradora y critica ayer y hoy como dos momentos en los cuales se manifiesta los poderes sobre desde afuera y desde las clases dominantes hondureñas hacia adentro, en el marco de una sociedad contradictoria, conflictiva y sexista.
La historia de Honduras se ha movido a ritmo de intereses foráneos aliados con sectores internos, cuyos intereses son afines, conformando así una estructura de poder cuyos efectos se concretizan en la desigualdad social: analfabetismo, pobreza, miseria, desempleo y violencia en todas sus dimensiones; realidad que no corresponde a lo que declara nuestra Constitución de la República, que la discriminación no existe por ninguna causa y que todas/os somos iguales ante la Ley.
En el libro Teoría de la felicidad política, escrito por María de la Válgoma y José Antonio Marina, nos dicen que: la igualdad no existe, únicamente cuando nacemos, porque venimos desnudas/os. Significa que la manera de pensar, sentir y actuar son construcciones de una cultura androcéntrica hecha por los de “arriba”, pese a ello, la cultura no ha permanecido estática, las luchas constantes para sacudirse la dominación, lo que no gusta, lo que duele, lo que es injusto, ha sido parte del escenario político.
Todo fenómeno sociopolítico es multicausal con efectos diversos y con respuestas y propuestas. En la historia contemporánea del sigo XX los golpes de Estado formaron parte de las agendas de civiles, políticos y militares y de la política intervencionista estadounidense; los golpes de Estado hoy, siguen siendo una muestra de poder de una clase dominante que al menor ruido de cambios, sienten que su mundo se termina.
En 1954 Don Julio Lozano Díaz, se autoproclamó Jefe Supremo del Estado de Honduras, y disolvió el Congreso Nacional. El 3 de octubre de 1963 el militar Oswaldo López Arellano derrocó al Presidente Ramón Villena Morales, electo democráticamente por el pueblo. Este golpe de Estado estuvo enmarcado en la política de la Alianza para el progreso, el anticomunismo y no permitir otra Cuba. La masacre del Jute en 1965 en Yoro es una muestra de la intolerancia al Movimiento Campesino.
Entre 1971-1972 se ensayó un Gobierno de Unidad Nacional entre el partido nacional y el liberal, dirigido por el Doctor Ramón Ernesto Cruz, gobierno cuya duración fue de 18 meses, y de nuevo la lucha por la tierra, se tradujo en la masacre de la Talanquera, Olancho, el 18 de febrero de 1972.
En la madrugada de diciembre de 1972, nuevamente Oswaldo López Arellano asaltó al Estado, llevándose de encuentro al pueblo y la democracia. Este golpe militar se ejecutó en el contexto Latinoamérica de militares reformistas: Omar Torrijo en Panamá, Velásquez Alvarado en Perú y López Arellano en Honduras; la Reforma Agraria se convirtió en una política fundamental de este gobierno para atenuar las luchas campesinas.
En 1975 un sector ultraconservador de las fuerzas armadas dio golpe militar a López Arellano, en este momento, dirigido por Juan Alberto Melgar y el 25 de junio de 1975 la lucha por conquistar la tierra, culminó en la masacre de los Horcones, Lepaguare, Olancho. Terratenientes y militares unidos con solo propósito: la tierra es propiedad privada.
En agosto de 1978 Melgar Castro, fue derrocado por otra fuerza militar, dirigida por Policarpo Paz Gracia. Los vientos de la democracia volvieron a soplar, el ámbito internacional y la fuerza de los sectores sociales internos provocaron que en noviembre de 1981 hubiera elecciones y a partir de enero de 1982 la democracia formal inició un gobierno civil-militar, bajo la nueva estrategia estadounidense: el armamentismo para combatir cualquier intento revolucionario, un juego político de doble moral; estamos en democracia y la represión con sus diferentes caras silencia la vida de revolucionarios y revolucionarias.
El gobierno Hondureño se volvió gendarme de la política estadounidense dirigida por Ronald Reagan. Pese al desencadenamiento de sangre, torturas, exilio, persecución y desapariciones forzadas; en este contexto surgió el Comité para la defensa de los derechos humanos, el Comité hondureño de mujeres por la paz y el Comité de familiares, detenidos y desaparecidos de Honduras.
Dos consignas inolvidables: ¡La patria no se vende, no se alquila ni se presta!, ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Y hasta que el imperio tapizó los caminos centroamericanos con minas, radares, armas, bases militares, también fomentó el odio entre los pueblos y prácticamente desarticuló los movimientos revolucionarios.
Y de nuevo, los vientos imperialistas succionaron las economías y profundizaron la pobreza, con la puesta en práctica del modelo neoliberal. En la década del 90 con el cese de la guerra aún caliente, y la fuerza del Movimiento Popular, el gobierno emitió amnistía amplia e incondicional para hondureñas y hondureños exiliados durante la década del 80.
La invasión de contrarrevolucionarios nicaragüenses a Honduras decidida por Reagan con el visto bueno del gobierno, no importó que nos cansáramos de gritar en las calles: ¡Si los contras no se van, en Honduras morirán! Éstos, ni murieron, ni se fueron, regresaron a su País de origen, Nicaragua, hasta que vino la orden del norte. En esta misma década ocurrió la masacre del Astillero el 3 de mayo de 1991.
Si la democracia está ligada al poder del pueblo, puedo afirmar que no hay democracia, ésta ha sido expropiada y deformada por quienes controlan la economía, las armas, los medios de comunicación, los políticos y el fundamentalismo religioso.
El gobierno que llegó al poder en enero de 2006 del partido liberal, llegó debilitado porque al interior del mismo, las ambiciones personales de “quien se come más rápido el pastel”, no les permitió tener una política unificada y coherente con los grandes problemas del País. Y en este juego de repartirse los cargos de acuerdo a los aportadores económicos y del clientelismo político, llegaron a asumir la Vicepresidencia de la República y la presidencia del Congreso Nacional, Elvin Santos y Roberto Micheletti respectivamente; los que en su ambición de ser los futuros presidentes del País y llevándose de encuentro las prohibiciones contenidas en la Constitución de la República, lanzaron sus candidaturas y participaron en las elecciones internas del partido liberal, logrando Micheletti el último lugar.
La constitución del gabinete de gobierno de Zelaya tuvo muchos tropiezos en cuanto a conformar un equipo de trabajo, pese a ello, en el transcurso de su mandato logró integrar un equipo que le dio sustento histórico y político.
De tal manera que se iniciaron e impulsaron reformas para el mejoramiento de los sectores asalariados, como el ajuste del salario mínimo, el derecho de las empleadas domésticas a la seguridad social, la lucha para tener un canal de televisión del gobierno, así como medidas coadyuvantes al ahorro de combustible, la entrega de títulos a grupos campesinos, la firma del tratado de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), y el veto presidencial al decreto-ley que prohibía el uso de la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE), veto sustentado en la lucha permanente del Movimiento Feminista.
La iniciativa de construcción del aeropuerto internacional en Palmerola, Comayagua, en la misma área donde esta instalada la base militar estadounidense desde la década del 80 del siglo XX marcó las oposiciones de siempre, agregando a ello que entre las justificaciones expresadas por el mandatario para este fin, afirmó que la construcción de este aeropuerto se hacía como parte del derecho a ejercer soberanía en nuestro territorio.
Asimismo por primera vez un presidente se atrevió a decir con nombres y apellidos, que personajes se oponían a su gobierno estrictamente por cuestiones económicas, este fue un acto de valor y al mismo tiempo, generó más descontentos de parte de los sectores que controlan la economía y política del País.
El ambiente de la radio, la televisión y la prensa escrita, se encargaron de desacreditar todas las acciones del gobierno, utilizando para ello, burlas personales por su estilo de sombrero, botas, de usar motocicleta, de bucear, de subirse a helicópteros, hasta denunciarlo porque él iba a entregar nuestro País al gobierno del Presidente Chávez de Venezuela. Entre obscenidades y burlas mañana, tarde y noche los medios de comunicación se convirtieron en testaferros de los dueños de los medios de comunicación y en un País donde la educación política no tiene cabida, mucha gente repetía, lo que los medios manipulaban.
La iniciativa de la cuarta urna para consultar al pueblo sobre la conformación de una Constituyente y redactar una nueva constitución de la República, apegada a nuestra realidad y proclive al ejercicio de plena democracia; generó más oposición de los sectores ligados a las clases dominantes nacionales. La cuarta urna como proyecto político, más todas las medidas de carácter socioeconómico gubernamental marcaron el camino del golpe militar. Apoyado y financiado por los de siempre, sin olvidar, que las relaciones entre Chávez y Zelaya ya habían provocado malestar en el Imperio, pues el socialismo del siglo XXI significa para ellos la pérdida de poder.
La clase dominante nacional, el capital trasnacional y la política estadounidense han tenido y siguen teniendo claridad en cuanto a su papel de concentradores de poder económico para comprar políticos corruptos y no permitir cambios que vayan más allá de sus fronteras.
Este Golpe de Estado es una manifestación de machismo e impunidad: el presidente del Congreso Nacional, los empresarios de diversas ramas, la Corte Suprema de Justicia y el brazo armado de los poderosos: Las fuerzas armadas, al mando de Romeo Vásquez, destituido por Zelaya por desacato, y aunque los militares son obedientes y no deliberantes, éste hizo caso omiso al mandato presidencial, y se convirtió en protagonista directo del Golpe de Estado.
Micheletti, empresario del transporte, nunca hubiera sido presidente de Honduras por vía electoral, únicamente la violencia militar, ropaje del golpe, ha sido la manera de sostenerlo como “presidente”, con el beneplácito del Cardenal Rodríguez quien se manifestó en declaración pública a favor de los hechos ocurridos, dicha declaración fue utilizada en las cadenas de radio y televisión. Por su parte, Evelio Reyes, evangélico, y dirigente de la iglesia Vida Abundante, se sumó en apoyo a Micheletti.
La laicidad como lucha y conquista histórica en Honduras no tiene cabida, pues el fundamentalismo religioso ha invadido todos los espacios de la vida social.
Después del 28 de junio
Se constituye el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, las calles han sido el escenario principal y a 85 días, las jornadas políticas, culturales no han dejado de manifestarse. La creatividad de esta lucha no tiene comparación con ningún otro movimiento social en rebeldía, obviamente que este hecho también es excepcional en duración, ha sobrepasado la huelga bananera que libraron los obreros de las compañías bananeras estadounidenses en 1954.
Las multitudes, es una característica de esta resistencia, pero además son diferentes expresiones de descontento popular e indignación, así: las resistencias han ido de visita a Casa Presidencial, al Congreso Nacional, a la Corte Suprema de Justicia, a los Medios de Comunicación, al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, a la iglesia Vida Abundante, a la casa del Cardenal Rodríguez, a las oficinas del Alcalde Municipal y a los diferentes barrios y colonias de la Capital. La juventud y la adultez, así como niños y niñas han recorrido cientos de kilómetros, han cantado, han bailado celebrando un florecimiento de la conciencia, de la esperanza atrapada en el silencio y rota con el grito, el llanto y la solidaridad.
Sin olvidar los muertos, golpead@s, perseguid@s, encarceld@s, la cancelación de la parroquia del Padre Andrés Tamayo y la anulación de su ciudadanía adquirida hace tres años, más la militarización de canal 36 Cholusat Sur, la mordaza a Radio Globo y Radio Juticalpa.
La represión encarnada en Romeo Vásquez y Micheletti no han sido suficientes para acallar a un pueblo que por primera vez está en todos los rincones del País.
Si bien, el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado es heterogéneo, en tanto edades diversas, etnias, mujeres, hombres, feministas, liberares, luchad@s historic@s, artistas, cantautor@s, pintur@s, poetas, periodistas, niveles de diferente escolaridad, esta heterogeneidad no impide que la gente marche en la misma dirección: el establecimiento del orden constitucional y la democracia, con ello, el regreso del Presidente Zelaya y la instalación de una constituyente.
En cuanto a la solidaridad de la comunidad internacional es importante resaltar que nunca como hoy, las cercas diplomáticas y demás medidas restrictivas a los golpistas, son necesarias; en pleno siglo XXI no debemos permitir retrocesos, los avances deben llevarnos a humanizarnos y no volver a la ley del más fuerte. Aunque sabemos que el poder imperialista no cesa en su lucha de influir en los destinos de América Latina, porque su gordura la han adquirido gracias a los millones de cuerpos escuálidos y desangrados.
Quedan muchas dudas en un tiempo de inseguridades creadas, sin embargo, si el sol no deja de alumbrar al pueblo y seguimos caminando en la misma dirección, el esfuerzo tiene sentido. No puedo dejar de decir que la política estadounidense en sus proyectos militares y su papel hegemónico, nos ha llevado de encuentro. Ahora en otro momento de su historia tienen que aceptar que la ruta de cada País es potestad de soberanas y soberanos.
Escrito el 06 de septiembre de 2009
Blanca Guifarro1
Estamos en el mes de septiembre, y en nuestro calendario cívico, se marca el mes de la independencia Patria. 15 de Septiembre de 1821. Si bien la ruptura de la colonización española marcó un hito importante en hondureños y hondureñas, la ruta de la verdadera independencia y del desarrollo humano están inconclusos.
La neocolonización del imperialismo estadounidense, como factor externo, creó más ataduras, lo cual ha impedido alcanzar la paz. Entendida la paz no solo como ausencia de guerra, sino, como la condición de tener acceso a la educación, salud, vivienda, ternura, trabajo digno y un ambiente de creatividad como parte del cuerpo, de la mente y el espíritu.
Abordar un fenómeno sociopolítico como el Golpe de Estado en Honduras del 28 de junio de 2009, nos lleva a plantear algunos elementos históricos que a mi juicio son importantes para apreciar en una dimensión integradora y critica ayer y hoy como dos momentos en los cuales se manifiesta los poderes sobre desde afuera y desde las clases dominantes hondureñas hacia adentro, en el marco de una sociedad contradictoria, conflictiva y sexista.
La historia de Honduras se ha movido a ritmo de intereses foráneos aliados con sectores internos, cuyos intereses son afines, conformando así una estructura de poder cuyos efectos se concretizan en la desigualdad social: analfabetismo, pobreza, miseria, desempleo y violencia en todas sus dimensiones; realidad que no corresponde a lo que declara nuestra Constitución de la República, que la discriminación no existe por ninguna causa y que todas/os somos iguales ante la Ley.
En el libro Teoría de la felicidad política, escrito por María de la Válgoma y José Antonio Marina, nos dicen que: la igualdad no existe, únicamente cuando nacemos, porque venimos desnudas/os. Significa que la manera de pensar, sentir y actuar son construcciones de una cultura androcéntrica hecha por los de “arriba”, pese a ello, la cultura no ha permanecido estática, las luchas constantes para sacudirse la dominación, lo que no gusta, lo que duele, lo que es injusto, ha sido parte del escenario político.
Todo fenómeno sociopolítico es multicausal con efectos diversos y con respuestas y propuestas. En la historia contemporánea del sigo XX los golpes de Estado formaron parte de las agendas de civiles, políticos y militares y de la política intervencionista estadounidense; los golpes de Estado hoy, siguen siendo una muestra de poder de una clase dominante que al menor ruido de cambios, sienten que su mundo se termina.
En 1954 Don Julio Lozano Díaz, se autoproclamó Jefe Supremo del Estado de Honduras, y disolvió el Congreso Nacional. El 3 de octubre de 1963 el militar Oswaldo López Arellano derrocó al Presidente Ramón Villena Morales, electo democráticamente por el pueblo. Este golpe de Estado estuvo enmarcado en la política de la Alianza para el progreso, el anticomunismo y no permitir otra Cuba. La masacre del Jute en 1965 en Yoro es una muestra de la intolerancia al Movimiento Campesino.
Entre 1971-1972 se ensayó un Gobierno de Unidad Nacional entre el partido nacional y el liberal, dirigido por el Doctor Ramón Ernesto Cruz, gobierno cuya duración fue de 18 meses, y de nuevo la lucha por la tierra, se tradujo en la masacre de la Talanquera, Olancho, el 18 de febrero de 1972.
En la madrugada de diciembre de 1972, nuevamente Oswaldo López Arellano asaltó al Estado, llevándose de encuentro al pueblo y la democracia. Este golpe militar se ejecutó en el contexto Latinoamérica de militares reformistas: Omar Torrijo en Panamá, Velásquez Alvarado en Perú y López Arellano en Honduras; la Reforma Agraria se convirtió en una política fundamental de este gobierno para atenuar las luchas campesinas.
En 1975 un sector ultraconservador de las fuerzas armadas dio golpe militar a López Arellano, en este momento, dirigido por Juan Alberto Melgar y el 25 de junio de 1975 la lucha por conquistar la tierra, culminó en la masacre de los Horcones, Lepaguare, Olancho. Terratenientes y militares unidos con solo propósito: la tierra es propiedad privada.
En agosto de 1978 Melgar Castro, fue derrocado por otra fuerza militar, dirigida por Policarpo Paz Gracia. Los vientos de la democracia volvieron a soplar, el ámbito internacional y la fuerza de los sectores sociales internos provocaron que en noviembre de 1981 hubiera elecciones y a partir de enero de 1982 la democracia formal inició un gobierno civil-militar, bajo la nueva estrategia estadounidense: el armamentismo para combatir cualquier intento revolucionario, un juego político de doble moral; estamos en democracia y la represión con sus diferentes caras silencia la vida de revolucionarios y revolucionarias.
El gobierno Hondureño se volvió gendarme de la política estadounidense dirigida por Ronald Reagan. Pese al desencadenamiento de sangre, torturas, exilio, persecución y desapariciones forzadas; en este contexto surgió el Comité para la defensa de los derechos humanos, el Comité hondureño de mujeres por la paz y el Comité de familiares, detenidos y desaparecidos de Honduras.
Dos consignas inolvidables: ¡La patria no se vende, no se alquila ni se presta!, ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Y hasta que el imperio tapizó los caminos centroamericanos con minas, radares, armas, bases militares, también fomentó el odio entre los pueblos y prácticamente desarticuló los movimientos revolucionarios.
Y de nuevo, los vientos imperialistas succionaron las economías y profundizaron la pobreza, con la puesta en práctica del modelo neoliberal. En la década del 90 con el cese de la guerra aún caliente, y la fuerza del Movimiento Popular, el gobierno emitió amnistía amplia e incondicional para hondureñas y hondureños exiliados durante la década del 80.
La invasión de contrarrevolucionarios nicaragüenses a Honduras decidida por Reagan con el visto bueno del gobierno, no importó que nos cansáramos de gritar en las calles: ¡Si los contras no se van, en Honduras morirán! Éstos, ni murieron, ni se fueron, regresaron a su País de origen, Nicaragua, hasta que vino la orden del norte. En esta misma década ocurrió la masacre del Astillero el 3 de mayo de 1991.
Si la democracia está ligada al poder del pueblo, puedo afirmar que no hay democracia, ésta ha sido expropiada y deformada por quienes controlan la economía, las armas, los medios de comunicación, los políticos y el fundamentalismo religioso.
El gobierno que llegó al poder en enero de 2006 del partido liberal, llegó debilitado porque al interior del mismo, las ambiciones personales de “quien se come más rápido el pastel”, no les permitió tener una política unificada y coherente con los grandes problemas del País. Y en este juego de repartirse los cargos de acuerdo a los aportadores económicos y del clientelismo político, llegaron a asumir la Vicepresidencia de la República y la presidencia del Congreso Nacional, Elvin Santos y Roberto Micheletti respectivamente; los que en su ambición de ser los futuros presidentes del País y llevándose de encuentro las prohibiciones contenidas en la Constitución de la República, lanzaron sus candidaturas y participaron en las elecciones internas del partido liberal, logrando Micheletti el último lugar.
La constitución del gabinete de gobierno de Zelaya tuvo muchos tropiezos en cuanto a conformar un equipo de trabajo, pese a ello, en el transcurso de su mandato logró integrar un equipo que le dio sustento histórico y político.
De tal manera que se iniciaron e impulsaron reformas para el mejoramiento de los sectores asalariados, como el ajuste del salario mínimo, el derecho de las empleadas domésticas a la seguridad social, la lucha para tener un canal de televisión del gobierno, así como medidas coadyuvantes al ahorro de combustible, la entrega de títulos a grupos campesinos, la firma del tratado de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), y el veto presidencial al decreto-ley que prohibía el uso de la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE), veto sustentado en la lucha permanente del Movimiento Feminista.
La iniciativa de construcción del aeropuerto internacional en Palmerola, Comayagua, en la misma área donde esta instalada la base militar estadounidense desde la década del 80 del siglo XX marcó las oposiciones de siempre, agregando a ello que entre las justificaciones expresadas por el mandatario para este fin, afirmó que la construcción de este aeropuerto se hacía como parte del derecho a ejercer soberanía en nuestro territorio.
Asimismo por primera vez un presidente se atrevió a decir con nombres y apellidos, que personajes se oponían a su gobierno estrictamente por cuestiones económicas, este fue un acto de valor y al mismo tiempo, generó más descontentos de parte de los sectores que controlan la economía y política del País.
El ambiente de la radio, la televisión y la prensa escrita, se encargaron de desacreditar todas las acciones del gobierno, utilizando para ello, burlas personales por su estilo de sombrero, botas, de usar motocicleta, de bucear, de subirse a helicópteros, hasta denunciarlo porque él iba a entregar nuestro País al gobierno del Presidente Chávez de Venezuela. Entre obscenidades y burlas mañana, tarde y noche los medios de comunicación se convirtieron en testaferros de los dueños de los medios de comunicación y en un País donde la educación política no tiene cabida, mucha gente repetía, lo que los medios manipulaban.
La iniciativa de la cuarta urna para consultar al pueblo sobre la conformación de una Constituyente y redactar una nueva constitución de la República, apegada a nuestra realidad y proclive al ejercicio de plena democracia; generó más oposición de los sectores ligados a las clases dominantes nacionales. La cuarta urna como proyecto político, más todas las medidas de carácter socioeconómico gubernamental marcaron el camino del golpe militar. Apoyado y financiado por los de siempre, sin olvidar, que las relaciones entre Chávez y Zelaya ya habían provocado malestar en el Imperio, pues el socialismo del siglo XXI significa para ellos la pérdida de poder.
La clase dominante nacional, el capital trasnacional y la política estadounidense han tenido y siguen teniendo claridad en cuanto a su papel de concentradores de poder económico para comprar políticos corruptos y no permitir cambios que vayan más allá de sus fronteras.
Este Golpe de Estado es una manifestación de machismo e impunidad: el presidente del Congreso Nacional, los empresarios de diversas ramas, la Corte Suprema de Justicia y el brazo armado de los poderosos: Las fuerzas armadas, al mando de Romeo Vásquez, destituido por Zelaya por desacato, y aunque los militares son obedientes y no deliberantes, éste hizo caso omiso al mandato presidencial, y se convirtió en protagonista directo del Golpe de Estado.
Micheletti, empresario del transporte, nunca hubiera sido presidente de Honduras por vía electoral, únicamente la violencia militar, ropaje del golpe, ha sido la manera de sostenerlo como “presidente”, con el beneplácito del Cardenal Rodríguez quien se manifestó en declaración pública a favor de los hechos ocurridos, dicha declaración fue utilizada en las cadenas de radio y televisión. Por su parte, Evelio Reyes, evangélico, y dirigente de la iglesia Vida Abundante, se sumó en apoyo a Micheletti.
La laicidad como lucha y conquista histórica en Honduras no tiene cabida, pues el fundamentalismo religioso ha invadido todos los espacios de la vida social.
Después del 28 de junio
Se constituye el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, las calles han sido el escenario principal y a 85 días, las jornadas políticas, culturales no han dejado de manifestarse. La creatividad de esta lucha no tiene comparación con ningún otro movimiento social en rebeldía, obviamente que este hecho también es excepcional en duración, ha sobrepasado la huelga bananera que libraron los obreros de las compañías bananeras estadounidenses en 1954.
Las multitudes, es una característica de esta resistencia, pero además son diferentes expresiones de descontento popular e indignación, así: las resistencias han ido de visita a Casa Presidencial, al Congreso Nacional, a la Corte Suprema de Justicia, a los Medios de Comunicación, al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, a la iglesia Vida Abundante, a la casa del Cardenal Rodríguez, a las oficinas del Alcalde Municipal y a los diferentes barrios y colonias de la Capital. La juventud y la adultez, así como niños y niñas han recorrido cientos de kilómetros, han cantado, han bailado celebrando un florecimiento de la conciencia, de la esperanza atrapada en el silencio y rota con el grito, el llanto y la solidaridad.
Sin olvidar los muertos, golpead@s, perseguid@s, encarceld@s, la cancelación de la parroquia del Padre Andrés Tamayo y la anulación de su ciudadanía adquirida hace tres años, más la militarización de canal 36 Cholusat Sur, la mordaza a Radio Globo y Radio Juticalpa.
La represión encarnada en Romeo Vásquez y Micheletti no han sido suficientes para acallar a un pueblo que por primera vez está en todos los rincones del País.
Si bien, el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado es heterogéneo, en tanto edades diversas, etnias, mujeres, hombres, feministas, liberares, luchad@s historic@s, artistas, cantautor@s, pintur@s, poetas, periodistas, niveles de diferente escolaridad, esta heterogeneidad no impide que la gente marche en la misma dirección: el establecimiento del orden constitucional y la democracia, con ello, el regreso del Presidente Zelaya y la instalación de una constituyente.
En cuanto a la solidaridad de la comunidad internacional es importante resaltar que nunca como hoy, las cercas diplomáticas y demás medidas restrictivas a los golpistas, son necesarias; en pleno siglo XXI no debemos permitir retrocesos, los avances deben llevarnos a humanizarnos y no volver a la ley del más fuerte. Aunque sabemos que el poder imperialista no cesa en su lucha de influir en los destinos de América Latina, porque su gordura la han adquirido gracias a los millones de cuerpos escuálidos y desangrados.
Quedan muchas dudas en un tiempo de inseguridades creadas, sin embargo, si el sol no deja de alumbrar al pueblo y seguimos caminando en la misma dirección, el esfuerzo tiene sentido. No puedo dejar de decir que la política estadounidense en sus proyectos militares y su papel hegemónico, nos ha llevado de encuentro. Ahora en otro momento de su historia tienen que aceptar que la ruta de cada País es potestad de soberanas y soberanos.
Escrito el 06 de septiembre de 2009
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